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Mezcal Atado

Atado Mezcal Artesanal documenta la máxima fiesta de Oaxaca: LA GUELAGUETZA

Cada año Oaxaca se convierte en el epicentro cultural, donde confluyen folclor, tradiciones y la alegría de los 16 pueblos originarios de nuestro estado y el pueblo afromexicano.

Fotos: Mónica Godefroy 

Miles de personas de México y de otras partes del mundo se dan cita para disfrutar durante estos días del colorido vibrante que adorna las calles de la capital. La música, los sonidos, las luces, los bailables, los
vestuarios, las sonrisas repartidas maravillan a todos los visitantes que apartan sus lugares desde temprana hora para disfrutar los convites, algunos más osados se suben a las herrerías de las ventanas para divisar mejor esta gloriosa celebración. No obstante la lluvia, esperan cautelosos el caminar de las delegaciones que van repartiendo alegría a su paso y folclor.

Atado Mezcal Artesanal es una marca comprometida con la difusión de nuestra historia, cultura y tradiciones.

Amamos contar historias, es parte de nuestra identidad, es parte de nuestra esencia y de la pasión con que queremos compartir al mundo las bondades de la tierra del mezcal. La Guelaguetza es una de las fiestas multiculturales más importantes de México. Su origen data de la época prehispánica, es una festividad que comenzó con un ritual que se les hacía a los dioses antiguos en un lugar denominado por los zapotecos como “Daninayaaloani” o cerro de bella vista.

Guelaguetza es una palabra que viene de la lengua zapoteca del vocablo “guendalizaa” que significa cooperar y en realidad honra a su nombre, en el auditorio, así como en el pueblo de San Antonino Castillo
Velasco, todo se reduce a un sólo concepto: DAR.  

Las delegaciones ofrecen lo mejor de sí en cada baile, en cada representación, en cada gesto, va lo mejor de ellos, de principio a fin. En las calles o sobre los escenarios dignifican su cultura, magnifican su
esencia y remarcan con tinta indeleble el sello de su identidad. 

Los espectadores maravillados de esta vibrante algarabía, aplauden, gritan, agitan sus sombreros y entusiasmados se levantan para alcanzar algunas de las viandas que los bailarines lanzan desde las calles ó desde los escenarios; Totopos, café, pan, semillas de calabaza, frutos, yerbas silvestres, flores, sombreros y hasta mantas bordadas bailan por el aire a la espera de un afortunado que las reciba en sus manos. En ese momento todo cobra sentido, uno siente un nudo en la garganta de ver como uno de los estados más “pobres” pero a la vez más ricos de nuestro país puede ser tan generoso.  

Fieles a sus convicciones, orgullosos de sus raíces, amantes de su cultura, los oaxaqueños nos dejan grandes aprendizajes, de unión de cooperación, de organización, de humildad, pero aún más importante: Son guardianes; cuidan, preservan y defienden nuestra cultura con viandas, con música, con bailes y con mezcal.

¡Que viva Oaxaca!

¡Que viva La Guelaguetza!

Orgullo mexicano.

Fotos: Mónica Godefroy

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